Doce nuevas canciones de Hidrogenesse. El segundo larga duración del grupo catalán se nos figura un extraño safari por una Europa añeja y decadente, un paseo con dos hombres que piensan en animales y acaban retratándonos a nosotros, pobres bichos pseudoracionales. Se titula Animalitos y lo produce y distribuye Austrohúngaro, la discográfica de los propios Carlos Ballesteros y Genís Segarra, los Reyes Católicos de la canción de autor moderna. Si eres de los que tienen rayadas en la cabeza los temas de su Gimnàstica Passiva o de sus EPs, te alegrará la noticia, y tendrás miedo de que no te guste tanto como aquéllos… A nosotros nos pasaba, pero se nos quitó la tontería bien pronto. Animalitos es, de nuevo, un disco de largo recorrido, un conjunto de canciones que en la primera escucha gustan y en la vigésima enamoran. Por el medio, han acabado enganchándote.
Festín no apto para todos los públicos, el universo Hidrogenesse combina referencias históricas (la Centroeuropa del XIX) con historias grises de oficina contemporánea. Sus relatos nacen de una profunda subjetividad, que paradójica pero no sorprendentemente (la Historia de la mejor literatura lo prueba), conducen a una intensa identificación del oyente. En Animalitos hay canciones que harán saltar en los locales indies (Disfraz de tigre,
con la que a buen seguro repetirán el fenómeno de aquella No hay nada más triste que lo tuyo); himnos pastoriles (El árbol); un documental de La 2 convertido en un canción entre la broma y la ternura (Los perezosos); nostalgias del music hall catalán de los 70 (El vestir d’en Pascual) y hasta referencias a la nueva realidad de los matrimonios gays (Vamos a casarnos). Menos electrónicos y más barrocos que en anteriores trabajos, en esta ocasión han contado con colaboradores en las baterías, pianos, saxos, guitarras y teclados. Hidrogenesse siguen haciendo lo que les da la gana, y lo hacen como nadie.
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